miércoles, 3 de marzo de 2021

La fobia al compromiso son los padres

Con un poco de viveza y gran parte de egoísmo, el aparentemente cobarde se garantiza lo que mal y pronto se dice un garche fijo. Es así como el supuesto miedoso esquiva prolija y conscientemente las flechas de cupido, bajo el lema de no estar preparado aún. El problema es el “aún” (con tilde) porque sabe perfectamente sabe que no querrá tampoco más adelante.  

Después de un tiempo, si la cosa se pone fulera, la quiere dar vuelta culpando al otre, como si fuera un pecado desear enamorarse. No me gusta hablar de noviazgo, ni de relación seria, ni de amigos con derechos, ni de la tan moderna responsabilidad sexoafectiva, ni mucho menos de crush, porque no me gusta hablar de rótulos, pero si reflexionar sobre definiciones. 

Me gusta pensar que hay gente que quiere conservar su libertad individual compartiendo la vida con otre, construyendo límites que no perjudiquen los deseos de ningunx de lxs dos. 

Si la atracción es sólo sexual, bienvenido sea, pero sólo si el otre es testigo de tus inteciones. De lo contrario te estás aprovechando de una persona que tiene el coraje de abrirse al amor con vos...

(Me atrevo a escribir esto porque no me está pasando en este momento, pero sé que no voy a escapar del prejuicio de algún lector, que lance entredientes Qué despechada). 


martes, 26 de junio de 2018

Colectivo 106


Ella tiene alrededor de 15, asumo, y él 16.
Ella conserva intacta hace media hora una sonrisa tan amplia que dolería imitar.
Él se ríe de todo lo que dice. De todo lo que escucha. De todo.
No paran de hacerse chistes con doble sentido y encontrar cualquier excusa para acercarse al labio del otro sin tocarlo.
No les importa que el tránsito no avance, ni viajar como sardinas.
No disimulan su excitación ni ante la vieja horrorizada del primer asiento.
Ninguno de los dos se pregunta qué son, ni se defiende de nada.
No hay futuro ni pasado, en ninguno de los dos.
Creo que intuyen que estoy escribiendo sobre ellos, pero les da igual, y pienso: qué injusta es la madurez con la pasión.

martes, 8 de mayo de 2018

Ami

Sé que no tiene lógica pero trato de entender por qué. 
A la distancia pienso que éramos como dos plantas juntas en una misma maceta. Siempre juntas, compartiendo el sol, el agua, la tierra, el espacio... y por ese compartir, paradójica e inconscientemente nos limitábamos entre nosotras. Crecíamos a la par y nos marchitábamos a la par.

Sé que no tiene lógica pero trato de entender por qué. 
La distancia hizo que crezcamos, mucho, el doble, el triple, el más allá de lo que imaginamos de nosotras mismas. 
Nos veo en nuestro presente como esos ombúes que pareciera que con el tiempo pudieran extenderse hasta el infinito. Estamos floreciendo cada una en un campo diferente, sin apoyarnos en la otra y sin necesitar un tutor.

Sé que no tiene lógica pero trato de entender por qué. 
Tengo la hipótesis que (muchas veces) la mejor opción para dos personas que se quieren es darse espacio, aunque eso signifique el final de una amistad, o quizás, otro tipo de amistad: un vínculo de cariño que se alimenta sólo con desear que el otro supere sus límites. Que sea feliz, echando raíces dónde quiere y cómo quiere, aunque sea lejos de uno.

domingo, 14 de junio de 2015

Mentiras piadosas

Confieso que realizo pequeñas mentiras diarias y diminutas falsedades cotidianas, para no hacer sentir mal a otros:
Cuando me dan un volante lo acepto siempre, aunque no me interese. Y procuro tirarlo recién cuando estoy fuera de la visual del volantero.
Si se cae alguien en la calle, me aguanto fuertemente la risa, aunque tenga que contener la respiración, e incluso la mayoría de las veces, intento ayudar a esa persona a levantarse.
Si alguien hace un chiste muy malo, pongo en práctica todos mis años de actuación y río con ganas porque sé el vacío existencial que provoca y si puedo salgo con algún comentario rápido para terminar con el mal trance.
Cuando una compañera me cuenta de sus hijos, la escuela de sus hijos, los amigos de sus hijos, los docentes de sus hijos y demás cosas que me aburren profundamente, la escucho al menos 30 minutos, porque sé que para ella es importante.
Si alguien me cocina especialmente algo que resulta espantoso lo como, y a los sumo trato de persuadir a esa persona a que no vuelva a hacerlo sin herir su orgullo culinario.

Sin embargo cuando alguien me gusta, lamentablemente, no puedo no mostrarme tal cual soy, a riesgo de decepcionarlo profundamente.

lunes, 30 de marzo de 2015

Leo

Su voz es seria, él no.
Su voz es seria, segura, cortada.
Resquebraja las palabras.
Y el significado de las cosas.
De las cosas que dice... me gusta pensar que yo las completo.
Como un libro escolar en el que tenés que continuar la oración.
Coherente, confiesa cosas terribles.
Me divierte su crudeza.
Con la que se presenta.
Siembra mi confianza.
Su mirada está en diagonal por el peso de sus ojos.

Que pueden de mi, lo que no vieron otros.

sábado, 1 de noviembre de 2014

Bon voyage

Dedicado  al  que entra en mi cocina

Todavía están tus huellas en mi pelo y ya siento melancolía.
Voy a eternizar ese beso de espaldas, a tiempo, y sin tiempo.
Me da tanto placer que vueles libremente, que me asusta.
Qué cruel es notar que podría quererte, tan orgánicamente.

No te pido que te quedes, porque no te vas del todo.
Escucho tus canciones uruguayas y te siento. Mucho.
No ambiciono con vos, te deseo profundamente.
Y fluye de manera tan impune que no voy a detenerlo.

Quiero vos en cada centímetro de mi.
Me llené los ojos de tu mirada, para no extrañarte.
Te voy a escribir cartas que no te voy a mandar.
Quizás éste sea nuestro Delirio a dúo.

Espero no incomodarte, y me disculpo de antemano.
Pero voy a decirlo, honesta y visceralmente.
Me gustás. O tanto y tan profundamente más que eso.
Me siento cautivada por cada una de tus venas.

Quisiera ver de qué manera te modifica el sol.
Transitar cómo es despertarme entre tus piernas.
Perdernos en muchas cosas que desconocemos.

O saber, al menos, que dejé un poco de mi dentro tuyo. 

domingo, 26 de octubre de 2014

Beso encallado, casi corriente.

Quiero escribir sobre vos.
O encima tuyo.
Resaltar en tu pecho.
Y descansar en tus párpados chinos.


Te extraño sin conocerte.
Te pienso en los silencios.
Te beso en las esquinas.
Me gustás más de lo que puedo.

Tu voz se me proyecta en estos días,
como texto lorquiano.
Caminás despacio y fuerte.
Y así te vas, sin que pueda verte.